
En la muerte del Papa Francisco
«A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de la Iglesia».
Hoy, lunes de la octava de Pascua, nos llega la noticia del fallecimiento del Papa Francisco: no es un desesperanzado grito: “el Papa ha fallecido”, sino una afirmación llena de la esperanza: “regresó a la casa del Padre”. Nos duele porque ha fallecido alguien muy querido de esta familia que es la Iglesia: el santo padre. La Iglesia es familia, la familia de Dios, y por ello, nos duele y mucho, la muerte del Papa Francisco y la separación nos provoca dolor y pena.
No dejarse arrastrar por las opiniones
Ahora bien, solo desde la fe podemos interpretar esta noticia; no solo creemos en la salvación eterna que se fundamenta en la resurrección de Jesucristo de entre los muertos y su derrota a la muerte, que reina sobre nosotros desde el pecado de Adán, sino también la fe necesaria para entender el papel del Papa Francisco como sucesor de san Pedro.
Los que opinan de todo ya están bombardeando con titulares sobre si ha sido el Papa de los pobres (ABC), el que quiso reformar la Iglesia (ABC), el vendaval social y reformador de la Iglesia (El País), etc… Vulgares opiniones, y por esto precisamente, tienen muy poco valor, aunque uno de nuestros males es que el mundo se mueve por ellas y no por el conocimiento verdadero, el de la ciencia teológica en este caso. No es aconsejable darles credibilidad, ni caer en el tópico fácil con el que la dialéctica intenta provocar un estado de opinión contra la Iglesia como mala, aliada con los ricos, opuesta a un papa bueno que la quiere reformar, y que encuentra oposición entre los “malos” de la Iglesia…. Yo me canso de oír mensajes de este tipo a todas horas. Insisto, opiniones, en muchísimos casos baratas esto es, de muy escaso valor, y por lo tanto prescindibles.
Vivirlo desde la fe
Desde la fe, el Papa es el sucesor de Pedro, quien tiene el ministerio apostólico y petrino; Apostólico, por ser sucesor de los apóstoles, sobre quienes Cristo edificó la Iglesia; petrino, porque sucede a Pedro, cabeza de la Iglesia, quien tras confesar la fe: tú eres el Mesías el Hijo del Dios vivo recibió la promesa de Cristo: Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. La Iglesia es de Cristo, no del Papa; el Papa es el vicario de Cristo (según la RAE, vicario es quien tiene el poder de otro y lo representa). Así Francisco ha sido el sucesor de Pedro, vicario de Cristo. Y ha tenido una extraordinaria sensibilidad hacia los pobres y hacia los alejados de la Iglesia, como debe ser. Esta sensibilidad nos provoca siempre, pues en el primer mundo tenemos la tentación de olvidarnos de ellas y poner por delante nuestros privilegios a los derechos de los demás. Francisco ha servido al Evangelio de Cristo, que fue enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, esto es, el evangelio de los pobres. Y esto siempre escandaliza. Y ha escandalizado.
Pero, cuidado, afirmar esto no es caer bajo la propaganda de quienes han querido instrumentalizar al papa para oponerlo a la Iglesia con el fin de cambiar a esta, en especial sus principios morales; la Iglesia fue fundada por Cristo, y es la depositaria de la revelación de Dios. El Papa, cabeza de la Iglesia, es siervo, de la misma, y los principios de la Iglesia no los decide él, ni siquiera la Iglesia misma, sino que han sido revelados por Dios mismo; El Papa y los obispos son siervos e intérpretes de la revelación y de la ley de Dios, no su autor ni el legislador. Son siervos del evangelio, no son el evangelio.
Nos mueve a orar y a conocer sus escritos
Ahora es momento de oración; por su eterno descanso, por la Iglesia, por la fe de las naciones. Es momento de confianza en Cristo que no abandona la barca de Pedro, que camina a su lado en la tempestad. Es momento de orar en la Iglesia, de orar junto con el obispo en la Catedral en los funerales y oraciones que por él se hagan. Y también es momento de recordar sus enseñanzas. Son para nosotros. Como botón de muestra, podríamos releer y vivir sus escritos, quizá su encíclica sobr ele corazón de Jesús, que como él dice es la clave para entender su pontificado.
Por ello, no caigamos en la trampa dialéctica de quienes quieren oponer el Papa a la Iglesia. Él ha sido siervo y cabeza de la Iglesia del Señor Jesús