¿Cristianos y mundanos a la vez?
Ser cristiano y mundano a la vez…..
Este sábado por la tarde daba un paseo por las calles de Madrid y pasaba por una donde había bastante ambiente; jóvenes bebiendo, ligando, socializando, etc. Vaya por delante que me parece muy bien tomar una cerveza con los amigos, salir, tener novio/a, socializar, etc.
Pero me ha venido a la cabeza la relación de este estilo de vida con el Evangelio, estilo que veo en los bares de mi barrio o en el lugar donde veraneo.
¿Qué le diría Jesús a los jóvenes que están tomando copas y saliendo hasta altas horas los fines de semana?
Ser cristiano es una aventura apasionante, y consiste precisamente en ser amigo de Cristo vivo, Cristo presente en el sagrario. Es ser discípulo suyo, es vivir el Evangelio. Y ahí está mi pregunta. Imagínate: estás de copas en un bar, pasa el Señor por la calle, ¿qué le dirías? Jesús, siéntate con nosotros, tómate un gin tonic, acompáñanos en este noche que empezamos a pasar ahora, en nuestra diversión….
¿Cuál crees que sería su respuesta?
Yo, confieso, no me siento cómodo en ese ambiente. Y no soy mojigato. Alguna vez me invitan, sobre todo en verano, y voy a cenar tarde; las conversaciones son interesantes, salen muchos temas, creo buena la presencia esporádica del sacerdote en todas partes, y también en las cenas. Escenas de estas se dan en los evangelios, y todos podemos pensar en unas cuantas. Pero en este caso, me parece que hay una incursión mía en lo que llamamos “el mundo”, y procuro no ser del mundo, aunque soy un pobre pecador. La cuestión es si se puede ser cristiano y a la vez ser del mundo.
Y, ¿qué es el mundo?
Me gusta responder a las preguntas desde la realidad, no desde la especulación; es decir, dar una respuesta concreta, poniendo un ejemplo. El mundo debe ser algo presente, abundante, un peligro real, algo incompatible con el estilo de vida del discípulo de Cristo. El evangelio nos dice que es algo de lo que hay preservarse, aun cuando vivamos en él. Tiene que ser algo muy presente, un peligro real. Tengo la impresión de que el mundo es este ambiente al que me refería al principio. Ojo, se puede estar en este ambiente sin participar de este ambiente, aunque es difícil, claro. Pero estamos llamados a evangelizar este ambiente que sufre mucho aunque lo intente tapar estando habitualmente con un cierto puntillo…. Y para eso no hay que ser del mundo. Dudo mucho de que Jesús lo frecuentase, y dudo mucho que viera bien que sus discípulos lo frecuentasen.
Por esto, no entiendo que hoy en la espiritualidad cristiana se admita que es compatible frecuentar este ambiente y aspirar a la santidad. Creo que los santos han seguido otros caminos no mundanos.
Cristo ha venido para redimir al mundo.
P. Javier Igea, párroco.